¿Conoces la sensación de subir en el ascensor y sonreír al tener aún en los labios la magia de la noche?
Desvestir tu cuerpo en la oscuridad y que ni el persistente frío borre tu sonrisa.
Descansar arropada por un cálido edredón que, a la vez que pide tu compañía, es testigo de mi felicidad y apreciar que los dedos de mis pies se mueven en el fondo de la cama buscando a los tuyos.
Sonreír si cabe aún más fuerte y amanecer tras largas horas soñando contigo con la misma sonrisa que pintaste la noche anterior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario